martes, 31 de marzo de 2009

Manifiesto Salvemos la Hospitalidad

Pese a que el mundo es maravilloso, cada vez da más asco. Sobre todo porque la mayoría de partidos políticos y gobiernos -salvo honrosas excepciones- hacen todo lo posible para contribuir a su descomposición. La podredumbre del sistema penetra en las almas de los legisladores (supongamos que el alma exista y que éstos estén dotados de ella) y les posee hasta el punto que olvidan su condición de seres humanos.

Una de las últimas grandes ocurrencias de España en materia de migración ha sido proponer una reforma a la ya de por sí detestable Ley de Extranjería con la finalidad de multar a aquellos españoles y españolas solidarios con la causa inmigrante, aquéllos que tienen conciencia y saben que algún día los españoles también fueron migrantes que tuvieron que salir huyendo de su país por el hambre de la postguerra. "Gracias" a la contribución de Franco (pues no sólo inició la guerra sino que promovió la autarquía económica que depauperó el país) los españolitos tuvieron que emigrar en masa del campo a la ciudad. Primero en su propio país y luego a otras latitudes, algunas de ultramar.

Pero hoy, en pleno siglo XXI, España es un país "rico" y "moderno" que se avergüenza de esos primos pobres y subdesarrollados que ahora vienen a tocar a su puerta. Esos primos que le alimentaron en otros momentos históricos y que en el actual, por acción de la lógica capitalista, se ven obligados a vender su mano de obra a precios irrisorios en el mercado español. Ahora que los españoles son nuevos ricos les molesta ver que su oasis de mundo ideal se desmorona con la presencia de esos seres pues hace que se confronten en un espejo que les devuelve la imagen de lo que fueron. Y ya sabemos que el nuevo rico huye como la peste de todo lo que le recuerde su pasado pobre.

No obstante, muchos españoles y españolas no tienen esta visión y son, precisamente, los que van a salir perjudicados si prospera esta iniciativa que pretende multar a las personas que acojan en su casa a inmigrantes sin papeles. La cacería de los "sinpapeles" se ha vuelto una obsesión, según parece. Semanas atrás podíamos leer como en comisarías de policía de Madrid hasta tenían un cupo mínimo de detenciones diarias de este tipo de inmigrantes. Suponemos que a final de mes el policía de turno recibiría algún "plus" por esta magna tarea que le honra (como policía, claro, no como ser humano). Tal vez un fin de semana pagado en Benidorm o un perrito piloto, quién sabe. A lo que hay que sumar las trabas administrativas que un español/a tiene que enfrentar cuando decide casarse con un extranjero, por no hablar de la humillación con tintes de espionaje que se produce en los test-interrogatorios a los que hay que someterse para demostrar que el matrimonio es "auténtico" y "válido" para las autoridades. Esto significa demostrar que un español no se casa con un extranjero/a por conveniencia o viceversa. Y digo yo... ¿acaso no toda unión matrimonial esconde alguna conveniencia, del tipo que sea? ¿Por qué no investigan a todas las pseudo-modelos y aspirantes a famosas que, verbigracia, se suelen casar con multimillonarios que casualmente les doblan la edad? ¿Es eso o no es matrimonio de conveniencia?

¡Ay España, qué poca conciencia tienes! Con todo lo que le debes a América Latina y a la mano de obra emigrante que levantó a tantas familias de la postguerra y ahora te eriges en salvaguarda de quién sabe qué "seguridad europea". ¡Qué desmemoria! Y qué tristeza pensar que, pocas décadas después, nos encontramos teniendo que recoger firmas para revocar una iniciativa de reforma legal que vulnera el libre ejercicio de la solidaridad humana para con los nuevos migrantes que llegan ahora a tus tierras. Y, lo peor de todo, propuesta por un gobierno "socialista". Es que bajo el capitalismo ya no nos van a dejar siquiera ser solidarios...


MANIFIESTO PARA LA REFORMA DEL ART. 53 C) QUE SANCIONA A QUIENES AYUDEN SOLIDARIAMENTE A LAS PERSONAS EXTRANJERAS EN SITUACIÓN IRREGULAR.


"SALVEMOS LA HOSPITALIDAD"

“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados de razón y conciencia, tienen el deber de comportarse fraternalmente los unos con los otros” (art. 1 Declaración Universal de los Derechos Humanos).


Uno de los deberes presente en todas las culturas, y en algunas, seña de identidad, es el de la “hospitalidad”. Este deber ético, traducido incluso en forma de sanción cuando su omisión provoca riesgos para la integridad física del otro, está gravemente amenazado en España si prospera la anunciada reforma de la legislación de extranjería.


A la tendencia criminalizadora de la inmigración ilegal (considerar a la persona que quiere sobrevivir desplazándose por el planeta como un peligroso delincuente), se une ahora la de aplicar un marco sancionador a las personas que de manera solidaria ejercen el deber de la hospitalidad, colocando su comportamiento altruista como forma proscrita de”promoción de la permanencia ilegal en España”. Ello pone en automática situación de ilicitud a miles de personas que acompañan, hospedan en sus casas y apoyan a personas sin papeles. De este modo, ONG, Congregaciones religiosas y ciudadanos, que vienen ejerciendo el deber de acogida y la solidaridad para con las personas inmigrantes en situación de irregularidad administrativa, verían perseguida su actuación. Más aún: la reforma pretende ampararse en el silencio cómplice de los ciudadanos ante estos atropellos contra la dignidad humana y los derechos fundamentales.

En concreto, el art. 53 c) del Anteproyecto de modificación de la Ley de Extranjería sanciona como falta muy grave con la multa de 501 a 30.000 euros “a quien promueva la permanencia irregular en España de un extranjero. Se considera que se promueve la permanencia irregular cuando el extranjero dependa económicamente del infractor y se prolongue la estancia autorizada más allá del plazo legalmente previsto”.

Con el pretexto de proteger a los extranjeros sin papeles frente al abuso y las mafias, se incrementa exponencialmente su vulnerabilidad y se les priva de toda suerte de apoyo social solidario. Esta reforma legal tiene una enorme trascendencia ético-política: crea una norma que convierte en ilegal un principio-valor tan estructuralmente necesario en un Estado como es la solidaridad.

El objetivo de esta norma es intimidar a los ciudadanos españoles o extranjeros con papeles para que nieguen toda forma de apoyo a la persona en situación irregular y ésta se quede sin ningún tipo de ayuda, es decir, en la calle, sin comida, ni vestido, ni dinero, para que mediante la presión de esta situación de precariedad absoluta, vuelva a su país. Se olvida que “toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio” (art. 13 Declaración Universal del Derechos Humanos) y que “en caso de persecución toda persona tiene derecho a buscar asilo y disfrutar de él, en cualquier país” (art. 14 DUDH).

Ante esta situación, exponemos:


1.- Que hemos constatado, después de tantos años acogiendo y acompañando itinerarios vitales de personas en situación de extrema vulnerabilidad personal y social, el valor de la solidaridad y la convivencia en nuestros domicilios como forma concreta de expresión de corresponsabilidad humana y social con aquellos que no tienen los mínimos de supervivencia –casa, pan y trabajo-.

2.- Que una parte significativa de la responsabilidad de la miseria en que se hallan los pueblos de origen de quienes tiene que migrar a España está provocada por procesos históricos y políticas económicas y colonizadoras (y descolonizadoras) de los Estados del denominado Primer Mundo, que mantiene intereses en el sostenimiento de regímenes no transparentes ni democráticos en el Tercero (incluida, por cierto, la venta de armas y el tráfico de personas).

3.- Que el principio de solidaridad para con los más desheredados del mundo es un elemento ético de legitimación en una sociedad que se denomina democrática, que considera que los bienes de la tierra tienen un destino universal y que ni la propiedad ni las fronteras pueden tener un valor absoluto ante la miseria del prójimo y su derecho a sobrevivir.

4.- Que el Estado español pierde toda legitimidad ético-jurídica cuando legisla contra el contenido esencial de los Derechos Humanos, despoja de todo tipo de ayuda material a las personas en situación irregular y pretende intimidar con graves sanciones a quienes ejerzan la hospitalidad y el cuidado del otro.

Ante ello, con independencia de otras numerosas discrepancias, proponemos al Gobierno, en este punto concreto, como auténtico mínimo ético, que modifique el Anteproyecto en el sentido de incorporar al texto normativo la necesidad de “ánimo de lucro”en el infractor para que pueda ser sancionable.

PLATAFORMA "SALVEMOS LA HOSPITALIDAD"

Julián Carlos Ríos Martín. Profesor de universidad. Madrid

José Luis Segovia Bernabé. Profesor de universidad. Salamanca

María Dolores Rodríguez Pelaez. Ciudadana.

Miguel Santiago. Profesor de Instituto. Córdoba

Ramón Saez Valcárcel. Magistrado. Madrid

Daniel Izuzquiza. Sacerdote jesuita. Madrid

Pilar Sánchez Álvarez. Abogada. Madrid

Enrique Romá Romero. Veterinario. Alicante

Javier Baeza Atienza. Sacerdote. Madrid

Guillermo Toledo. Actor

Félix Pantoja García. Fiscal

Luis Guitarra. Cantautor. Madrid

Siro López. Artista. Madrid

Rafael Pascual Díez. Abogado. Madrid

Manuel Gallego Díaz. Profesor de Universidad. Madrid

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Colectivo/Asociación, si procede:

Enviar firmas o correos electrónicos de adhesión a una de las dos direcciones:


Julián C. Ríos Martín jrios@der.upcomillas.es

Manuel Gallego Díaz mgallego@der.upcomillas.es




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