martes, 17 de marzo de 2009

La marea roja se extiende a El Salvador



¡¡VICTORIA!!

Por fin, tras más de 10 años de guerra civil, casi 80.000 muertos, unos Acuerdos de Paz firmados en 1992 que supusieron una claudicación para muchos y que dieron paso a una "democracia" que propició la hegemonía del ultraderechista ARENA (fundado por el Mayor Roberto D'Aubuisson, quien creó los escuadrones de la muerte y fue autor intelectual de las muertes de Monseñor Romero y de los jesuitas teólogos de la liberación de la Universidad Centroamericana -UCA-) durante casi 20 años, por fin, repito, EL FMLN GANÓ EL PASADO 15 DE MARZO LAS ELECCIONES EN EL SALVADOR.

Esta noticia ha de llenar de júbilo a toda persona de bien. Digo persona de bien porque gentes que apoyan a un partido fundado por aquellos que utilizaban el terror contra la población, la política de tierra quemada, las matanzas de civiles por cientos así como el asesinato selectivo contra todo aquel que luchaba contra ellos o denunciaba sus tropelías -entre otras barbaridades que no voy a detallar aquí-, insisto, un partido fundado por quienes utilizaban esos medios atroces para mantener un "statu quo" sumamente inicuo (como el que sigue teniendo El Salvador hoy en día) sin importarles el sufrimiento ajeno, ésos, no merecen llamarse personas y mucho menos de bien.

La derecha salvadoreña ha demostrado que no tiene límite en su desvergüenza, su frialdad y su falta de escrúpulos. La campaña del miedo que aplicaron en el país (de la cual ya hablé en otro comentario) con lemas como "Patria sí, comunismo no" o "Yo no entrego mi país" [refiriéndose a Hugo Chávez] no ha surtido el efecto que esperaban. Pero no deja de ser preocupante que un 48,7% de los votos del país fueran para Rodrigo Ávila, el candidato de ARENA, ex policía para mayores señas. Se pueden hacer una idea del perfil del personaje teniendo en cuenta la siniestra combinación resultante de la fórmula: policía + ex escuadrón de la muerte + élite económica latinoamericana.




Funes se mostró excesivamente conciliador en su primer discurso como presidente electo, bajo mi punto de vista. Con la derecha no hay que bajar nunca la guardia, menos con la salvadoreña que, pese a la aparente normalidad con la que han aceptado la derrota, no puede concebir que unos guerrilleros y terroristas, por utilizar sus apelativos, controlen un país que, en la cosmovisión de las élites salvadoreñas, es suyo y de nadie más (de hecho, 20 conglomerados empresariales controlados por unas cuantas familias relacionadas entre sí y descendientes de la oligarquía cafetalera monopolizan la economía salvadoreña en cifras abrumadoras). Aparte de eso, por decencia y respeto a los miles de víctimas que sufrieron la represión por luchar por una sociedad distinta, no hay que olvidar que no hace tanto esos que hoy tienden una tímida mano a Funes para venderse como "democráticos" ante la opinión pública internacional, van a seguir con su campaña de manipulación y boicot a toda acción que emprenda el FMLN en el poder. La polarización social y política existente en El Salvador no permite imaginar otro escenario.

Habrá que estar muy al tanto de este nuevo proceso que se abre en El Salvador. Funes ha declarado en más de una entrevista que uno de los presidentes latinoamericanos con los que más se identifica es con el brasileño Lula. ¿Se identificará también el partido más con Lula, Bachelet y Tabaré Vázquez que con Fidel, Chávez y Evo? Está por ver. Desde luego, auguramos más de una tensión al interno del próximo gobierno. Eso si no es que Funes es tan inteligente -que lo es- como para utilizar la táctica de Fidel de no declarase comunista al inicio de su Revolución. Sea como fuere, el pueblo de El Salvador hoy gana con la victoria de Funes y el FMLN, Centroamérica gana y América Latina en su conjunto también. Una marea roja se extiende por el continente... Es, como dirían, la espada de Bolívar por América Latina. Nunca es tarde si la dicha es buena.

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