lunes, 13 de abril de 2009

Bolivia, el mundo al revés


Evo Morales, el presidente de Bolivia, se encuentra en huelga de hambre desde hace cinco días para presionar a los sectores conservadores del Congreso de su país a que aprueben una ley electoral que está incluida en la nueva Constitución que fue apoyada vía referéndum por la mayoría del pueblo boliviano el pasado enero. Los diputados de derecha, dispuestos a boicotear la ley electoral y el gobierno de Evo sea como sea y cueste lo que cueste, se niegan a presentarse en el Congreso Nacional para evitar que la votación reúna el "quorum" necesario para ser válida. Y hoy se supo que ahora exigen nuevos requerimientos para que la ley sea aprobada. Un chantaje en toda regla pues intentan ganar por las bravas lo que no han conseguido por la vía de las urnas de su sacrosanta democracia burguesa liberal. De nuevo una muestra más de lo que expresó el paquistaní Tariq Alí y que se ha convertido en una de las máximas de esta página: "El entusiasmo occidental por la democracia se detiene cuando los que se oponen a sus políticas son elegidos para gobernar". Por eso no es de extrañar que se puedan leer innumerables "análisis" en la prensa burguesa acerca de la ingobernabilidad de Bolivia. El otro día, incluso, llegué a leer un comentario de un lector que, creo que en "El País", aseveraba que en Bolivia pasaba lo que pasaba porque gente ignorante (para él o ella campesinos) dirigía empresas de gas o de petróleo, no recuerdo bien, disculpen. Es triste comprobar la ignorancia supina de esta gente que cree a pies juntillas que alguien por el simple hecho de pertenecer a la élite dirigente de un país ya está dotado de capacidades de dirección y ha nacido con mayor conocimiento para tomar las riendas de su país. Y no me vale eso de "Bueno, pero es que los ricos en América Latina salen a estudiar al extranjero, cursan másters, doctorados, etc., y luego regresan a aplicar lo que han aprendido a sus países". Es más que evidente que para ellos esos estudios son un mero trámite innecesario, la mayor parte de las veces, para obtener un buen puesto en la política o en la economía del país (o en ambas). Y viendo cómo dejaron a los países latinoamericanos tantos "Chicago Boys" en la década de los 80 y los 90, lo estúpido es pensar que un oligarca va a dirigir con más tino una industria que cualquier otra persona. Sobre todo cuando el oligarca llega a su cargo principalmente para seguir acrecentando el patrimonio familiar.

En la mayoría de los países, son aquéllos que están fuera del poder los que acuden a métodos como la huelga de hambre para llamar la atención sobre sus demandas y meter presión al poder establecido. Pero en Bolivia, el mismísimo presidente es quien se ve en la tesitura de optar por una vía tan desesperada. Cabría preguntarse quién sigue mandando en Bolivia pese a que el MAS ganó las elecciones en diciembre de 2005 con más del 50% de los votos y el gobierno de Evo fue ratificado tras un referéndum revocatorio en agosto de 2008 por un 64% de los votantes, aproximadamente.

Bolivia, gracias a una de las oligarquías más cerriles y racistas de América Latina -que ya es decir-, es hoy una muestra del mundo al revés...

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