domingo, 25 de mayo de 2008

El imperialismo europeo también existe...

... pues sí, amiguitos y amiguitas, el imperialismo actual no es patrimonio exclusivo de los EEUU sino que se practica desde Europa hacia América Latina como si de los tiempos coloniales se tratara.

Basta que ese hombre preclaro como es Fidel Castro haya escrito unas reflexiones, que más abajo adjunto, sobre el papel de la Unión Europea en este mundo-mundial actual (que algunos se empeñan en llamar de la "globalización" cuando no es más que una fase avanzada -y decrépita- del capitalismo en su versión imperialista) para que salgan las voces en defensa de la bondad de la Unión Europea y su "hecho diferencial". Como si las políticas que se elaboran en el marco de la Unión Europea estuvieran ungidas de un aura de bondad y generosidad humana porque sí, porque el ser europeos hace a las élites económicas ser bondadosas y desinteresadas. Sí, por supuesto, tan generosas que se montaron un chiringuito como el Banco Central Europeo (BCE), que dirige las riendas de la economía europea sin que haya ningún poder que controle lo que su Comité Ejecutivo decida. Una auténtica democracia, por supuesto, la d
ictadura del capital... No es de extrañar que los empresarios europeos no tengan nada que reprochar al ejercicio del BCE.

El BCE es un ejemplo nítido de las falencias democráticas de ese ente alejado de los ciudadanos de a pie que se llama Unión Europea (muestra de ello son las pírricas cifras de votación a las Elecciones al Parlamento Europeo que se dan en la mayoría de países miembros de la Unión). Nunca he entendido qué pueden tener en común países como Malta, Lituania, Polonia, Reino Unido, Finlandia o España, más allá de ubicarse en un mismo rincón del mundo. Eso y, en el caso de unos cuan
tos países europeos, un pasado caracterizado por el enriquecimiento a base del expolio de otros continentes sometidos al colonialismo de corte europeo. Lo que sí está claro, al menos para mí, es que la UE es una alianza de las burguesías europeas reunidas para optimizar sus negocios, tanto al interior de la UE como en los mercados externos. A su vez, constituye un intento de contrapesar la hegemonía mundial que desempeñan, desde la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, los EEUU. En este sentido, los europeos van por el mundo intentado aparentar ser el "poli bueno" que se distingue del "poli malo" (los EEUU) por hacer creer al detenido (los países subdesarrollados o marginados en el sistema internacional) que él es el que le va a ayudar. Pero lo que nunca explicitan es que esa ayuda no es desinteresada ni gratuita, igual que en un interrogatorio el "poli bueno" no está del lado del detenido sino que utiliza una estrategia encubierta y retorcida para ganarse la confianza del detenido y, por tanto, poder acusarlo mejor. Tal vez a la UE no le queda otra que actuar así, haciendo uso de su "soft power", como diría Joseph Nye, pero está claro que aunque sus formas sean más sutiles e inteligentes -en ocasiones- que las de los halcones estadounidenses, no por ello sus intenciones son más puras que las de éstos.

Hago un par de recomendaciones literarias que nos ayudan a poner en su sitio a la UE y a Europa, en general, tanto en sus aspectos antidemocráticos como en sus veleidades imperialistas. Son dos libros:

1. No es lo que nos cuentan. Una crítica de la Unión Europea realmente existente, de Carlos Taibo. Publicado por Ediciones B.


2. Universalismo europeo: el discurso del poder, de Immanuel Wallerstein. Publicado por Siglo XXI.

Y, por último, para los fans del "freak and do", una recomendación friki-curiosa que me he topado por la red, la Carta Astral de la UE ¿¿¿??? Puede verse enlazando aquí. Quién sabe si sea un análisis más acertado que el de muchos sesudos analistas de la UE...

Por hoy es suficiente, otro día continuaremos hablando de la UE para escándalo de las almas euroconvencidas. Ahora dejemos hablar al Comandante que, como siempre, da una lección de pensamiento crítico e insobornable coherencia. Aquí va íntegro el artículo de Fidel, publicado en "Granma" cuyo título es una metáfora muy lograda de la situación de Cuba en el sistema internacional.


Dos lobos hambrientos y
una caperucita roja

Una idea básica ocupaba mi mente desde mis viejos tiempos de socialista utópico. Partía de la nada con las simples nociones del bien y el mal que a cada cual le inculca la sociedad en que nace, lleno de instintos y carente de valores que los padres, en especial las madres, comienzan a sembrar en cualquier sociedad y época.

Como no tuve preceptor político, el azar y la casualidad fueron componentes inseparables de mi vida. Adquirí una ideología por mi propia cuenta desde el instante en que tuve una posibilidad real de observar y meditar los años que viví como niño, adolescente y joven estudiante. La educación se convirtió para mí en el instrumento por excelencia de un cambio en la época que me tocó vivir, de la cual dependería la propia supervivencia de nuestra frágil especie.

Después de una larga experiencia, lo que pienso hoy sobre el delicado tema es absolutamente coherente con esta idea. No necesito pedir excusas, como prefieren algunos, por decir la verdad aunque sea dura.

Hace más de dos mil años, Demóstenes, orador griego famoso, defendió con ardor en las plazas públicas una sociedad en la que el 85 por ciento de las personas eran esclavas o ciudadanos que carecían de igualdad y derechos como algo natural. Los filósofos compartían ese punto de vista. De allí surgió la palabra democracia. No se les podía exigir más en su tiempo. Hoy, que se dispone de un enorme caudal de conocimientos, las fuerzas productivas se han multiplicado incontables veces y los mensajes a través de los medios masivos se elaboran para millones de personas; la inmensa mayoría, cansada de la política tradicional, no quiere oír hablar de ella. Los hombres públicos carecen de confianza cuando más la necesitan los pueblos ante los riesgos que los amenazan.

Al derrumbarse la URSS, Francis Fukuyama, ciudadano norteamericano de origen japonés, nacido y educado en Estados Unidos y titulado en una universidad en ese mismo país, escribe su libro El fin de la historia y el último hombre, lo que muchos seguramente conocen, pues fue muy promovido por los dirigentes del imperio. Se había convertido en un halcón del neoconservadurismo y promotor del pensamiento único.

Quedaría, según él, una sola clase, la clase media norteamericana; los demás, pienso yo, estaríamos condenados a ser mendigos. Fukuyama fue partidario decidido de la guerra contra Iraq, como el vicepresidente Cheney y su selecto grupo. Para él la historia finaliza en lo que Marx veía como "el fin de la prehistoria".

En la ceremonia inaugural de la cumbre América Latina y Caribe-Unión Europea celebrada en Perú el pasado 15 de mayo, se habló en inglés, alemán y otros idiomas europeos sin que partes esenciales de los discursos se tradujeran por las televisoras al español o al portugués, como si en México, Brasil, Perú, Ecuador y otros, los indios, negros, mestizos y blancos —más de 550 millones de personas, en su inmensa mayoría pobres— hablasen inglés, alemán u otro idioma foráneo.

Sin embargo, se menciona ahora elogiosamente la gran reunión de Lima y su declaración final. Allí, entre otras cosas, se dio a entender que las armas que adquiere un país amenazado de genocidio por el imperio, como lo ha sido Cuba desde hace muchos años y lo es hoy Venezuela, no se diferencian éticamente de las que emplean las fuerzas represivas para reprimir al pueblo y defender los intereses de la oligarquía, aliada a ese mismo imperio. No se puede convertir la nación en una mercancía más ni comprometer el presente y el futuro de las nuevas generaciones.

La IV Flota no se menciona, por supuesto, en los discursos que se televisaron de aquella reunión, como fuerza intervencionista y amenazante. Uno de los países latinoamericanos allí representados acaba de realizar maniobras combinadas con un portaviones de Estados Unidos del tipo Nimitz, dotado con todo tipo de armas de exterminio en masa.

En ese país hace unos pocos años las fuerzas represivas desaparecieron, torturaron y asesinaron a decenas de miles de personas. Los hijos de las víctimas fueron expropiados por los defensores de las propiedades de los grandes ricos. Sus principales líderes militares cooperaron con el imperio en sus guerras sucias. Confiaban en esa alianza. ¿Por qué caer de nuevo en la misma trampa? Aunque es fácil de inferir el país aludido, no deseo mencionarlo por no herir a una nación hermana.

La Europa que en esa reunión llevó la voz cantante, es la misma que apoyó la guerra contra Serbia, la conquista por Estados Unidos del petróleo de Iraq, los conflictos religiosos en el Cercano y Medio Oriente, las cárceles y aterrizajes secretos, y los planes de torturas horrendas y asesinatos fraguados por Bush.

Esa Europa comparte con Estados Unidos las leyes extraterritoriales que, violando la soberanía de sus propios territorios, incrementan el bloqueo contra Cuba obstaculizando el suministro de tecnologías, componentes e incluso medicamentos a nuestro país. Sus medios publicitarios se asocian al poder mediático del imperio.

Lo que dije en la primera reunión de América Latina con Europa, celebrada hace nueve años en Río de Janeiro, mantiene toda su vigencia. Nada ha cambiado desde entonces excepto las condiciones objetivas, que hacen más insostenible la atroz explotación capitalista.

El anfitrión de la reunión estuvo a punto de sacar de sus casillas a los europeos, cuando en la clausura mencionó algunos puntos planteados por Cuba:

1.Condonar la deuda de América Latina y el Caribe.

2.Invertir cada año en los países del Tercer Mundo el 10 por ciento de lo que gastan en las actividades militares.

3.Cesar los enormes subsidios a la agricultura, que compiten con la producción agrícola de nuestros países.

4.Asignar a Latinoamérica y el Caribe la parte que les corresponde del compromiso del 0,7% del PIB.

Por las caras y las miradas, observé que los líderes europeos tragaron en seco durante unos segundos. Pero, ¿por qué amargarse? En España sería todavía más fácil pronunciar discursos vibrantes y maravillosas declaraciones finales. Se había trabajado mucho. Venía el banquete. No habría en la mesa crisis alimentaria. Abundarían las proteínas y los licores. Faltaba sólo Bush, que trabajaba, incansable, por la paz en el Medio Oriente, como es habitual en él. Estaba excusado. ¡Viva el mercado!

El espíritu dominante en los ricos representantes de Europa era la superioridad étnica y política. Todos eran portadores del pensamiento capitalista y consumista burgués, y hablaron o aplaudieron en nombre de este. Muchos llevaron consigo a los empresarios que son el pilar y sostén de "sus sistemas democráticos, garantes de la libertad y los derechos humanos". Hay que ser expertos en la física de las nubes para comprenderlos.

En la actualidad, Estados Unidos y Europa compiten entre sí y contra sí por el petróleo, las materias primas esenciales y los mercados, a lo que se suma ahora el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado que ellos mismos han creado con las voraces e insaciables sociedades de consumo. Dos lobos hambrientos disfrazados de abuelitas buenas, y una Caperucita Roja.

Fidel Castro Ruz
Mayo 18 de 2008
10 y 32 p.m.

No hay comentarios: