Son varias las personas que me han preguntado estos últimos días que qué pensaba acerca de la renuncia de Fidel Castro a seguir ejerciendo sus cargos de Presidente del Consejo de Estado y de Comandante en Jefe de la República de Cuba. Desde luego que la declaración de Fidel (ver entrada precedente) ha generado un impacto mediático a lo largo del planeta y ha desconcertado a más de uno/a por lo inesperado de tal reacción. Pero la decisión de Fidel ha sorprendido sólo a los que no conocen e, incluso, a aquellos que infravaloran la sagacidad política y la inteligencia de un ser que puede considerarse como el mayor mito político viviente de la actualidad. Porque, una cosa está clara, a pesar de las simpatías o antipatías que pueda suscitar el personaje: FIDEL CASTRO ES UN CRACK. Como diría otro crack, Hugo Chávez, "hay que leer a Fidel..." (para aprender algo, digo yo).
Nadie más inteligente que Fidel Castro para despedirse del poder, sin dejar de tener la sartén por el mango, de la manera más lógica y elegante posible. Con su carta, justo en este momento, casi dos años después de su grave operación, Fidel tapa la boca a aquellos que le tildan de "dictador sanguinario", antidemócrata, obsesionado por el poder, soberbio, etc. Fidel no sólo muestra que es consciente de sus limitaciones como ser humano -lo cual denota una humanidad y una sensibilidad que muchos le niegan- sino que demuestra su firme compromiso con su pueblo y con el proyecto político que emprendió hace ya unas cuantas décadas. Su coherencia y honestidad se resumen en una frase:
"Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer. Lo explico sin dramatismo".
Fidel, más listo que el hambre, decide apartarse del poder y dar paso a una serie de cambios inevitables mientras él vive, es decir, Fidel va a ser quien dirija la transición en Cuba. Claro que el concepto de "transición" debería ser muy matizado porque en él caben muchas cosas, no siempre coincidentes. En el caso cubano la transición se espera que sea hacia una profundización del socialismo que elimine las contradicciones que presenta la sociedad cubana. Pero dicho proceso no es nuevo, empezó hace bastante impulsado por el propio Fidel y ciertos sectores de la dirigencia cubana. ¿O acaso alguien piensa que una Revolución que bebe del marxismo, pensamiento dialéctico donde los haya, puede permanecer estancada? En Cuba las cosas se mueven, más de lo que muchos se creen o intuyen.
Así que aquellos que auguraban un panorama futuro en el que Fidel muere y se desata la invasión gusana en Cuba, apoyada por los EEUU, a la par que los cubanos celebran con júbilo la "liberación" de las garras del comunismo y del dictador caribeño, se equivocan bastante. Fidel no les va a dar el gusto de contemplar ese escenario. Su decisión y las reacciones en Cuba hacen pensar que poco será lo que cambie cuando él ya no esté. Aparte del vacío político inmenso que va a dejar, evidentemente.
De momento Cuba y los pueblos latinoamericanos pierden un referente en activo, un ser épico cuya vida debería servir de ejemplo a todos aquellos que quieren luchar por un mundo mejor. Gracias a la realización de la utopía de unos cuantos jóvenes quijotescos, y a la lucha del pueblo cubano en su conjunto, hastiado de tantas injusticias, atropellos y miseria propiciada por la dictadura batistiana y los gobiernos-títeres precedentes, Cuba emergió en 1959 como la muestra fehaciente de que había esperanza para los pueblos latinoamericanos. Hoy, casi 50 años después, los pueblos latinoamericanos siguen necesitando un modelo de desarrollo alternativo al capitalista, sistema que sólo les ha traído riqueza para unos pocos y pobreza para la mayoría. Hoy más que nunca el ejemplo de Cuba sigue vigente, hoy más que nunca: socialismo o barbarie.
¡¡VIVA LA REVOLUCIÓN CUBANA!! ¡¡VIVA FIDEL CASTRO!!
Nadie más inteligente que Fidel Castro para despedirse del poder, sin dejar de tener la sartén por el mango, de la manera más lógica y elegante posible. Con su carta, justo en este momento, casi dos años después de su grave operación, Fidel tapa la boca a aquellos que le tildan de "dictador sanguinario", antidemócrata, obsesionado por el poder, soberbio, etc. Fidel no sólo muestra que es consciente de sus limitaciones como ser humano -lo cual denota una humanidad y una sensibilidad que muchos le niegan- sino que demuestra su firme compromiso con su pueblo y con el proyecto político que emprendió hace ya unas cuantas décadas. Su coherencia y honestidad se resumen en una frase:
"Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer. Lo explico sin dramatismo".
Fidel, más listo que el hambre, decide apartarse del poder y dar paso a una serie de cambios inevitables mientras él vive, es decir, Fidel va a ser quien dirija la transición en Cuba. Claro que el concepto de "transición" debería ser muy matizado porque en él caben muchas cosas, no siempre coincidentes. En el caso cubano la transición se espera que sea hacia una profundización del socialismo que elimine las contradicciones que presenta la sociedad cubana. Pero dicho proceso no es nuevo, empezó hace bastante impulsado por el propio Fidel y ciertos sectores de la dirigencia cubana. ¿O acaso alguien piensa que una Revolución que bebe del marxismo, pensamiento dialéctico donde los haya, puede permanecer estancada? En Cuba las cosas se mueven, más de lo que muchos se creen o intuyen.
Así que aquellos que auguraban un panorama futuro en el que Fidel muere y se desata la invasión gusana en Cuba, apoyada por los EEUU, a la par que los cubanos celebran con júbilo la "liberación" de las garras del comunismo y del dictador caribeño, se equivocan bastante. Fidel no les va a dar el gusto de contemplar ese escenario. Su decisión y las reacciones en Cuba hacen pensar que poco será lo que cambie cuando él ya no esté. Aparte del vacío político inmenso que va a dejar, evidentemente.
De momento Cuba y los pueblos latinoamericanos pierden un referente en activo, un ser épico cuya vida debería servir de ejemplo a todos aquellos que quieren luchar por un mundo mejor. Gracias a la realización de la utopía de unos cuantos jóvenes quijotescos, y a la lucha del pueblo cubano en su conjunto, hastiado de tantas injusticias, atropellos y miseria propiciada por la dictadura batistiana y los gobiernos-títeres precedentes, Cuba emergió en 1959 como la muestra fehaciente de que había esperanza para los pueblos latinoamericanos. Hoy, casi 50 años después, los pueblos latinoamericanos siguen necesitando un modelo de desarrollo alternativo al capitalista, sistema que sólo les ha traído riqueza para unos pocos y pobreza para la mayoría. Hoy más que nunca el ejemplo de Cuba sigue vigente, hoy más que nunca: socialismo o barbarie.
¡¡VIVA LA REVOLUCIÓN CUBANA!! ¡¡VIVA FIDEL CASTRO!!
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