domingo, 19 de octubre de 2008

Al hilo de la decisión del juez Garzón

Sin duda en España se está asistiendo a un momento importante en estos días. La decisión del juez Garzón de declararse "competente" para investigar los crímenes de la Guerra Civil y de los primeros años del franquismo (hasta 1951) es histórica. Sin embargo, bajo mi punto de vista, llega DEMASIADO tarde. Tan tarde que no va a dar tiempo a pedir responsabilidades a los asesinos, torturadores y golpistas que ya murieron. Algunos argüirán que eso da igual porque lo importante es el hecho simbólico de poder enjuiciar a los responsables del franquismo y al franquismo mismo pero ahí discrepo porque esta "justicia virtual" sólo sirve para aplacar las conciencias de unos, mitigar la rabia de otros y, por último, realizar un paripé que no va más allá de una condena moral. Y sí, la condena moral es importante, pero a la gente que durante toda su vida no ha conocido lo que es un mínimo de decencia moral (y a los descendientes que han aplaudido esas conductas) le puede resbalar bastante que un juez, por mucho que sea el mediático juez Garzón, les dé una reprimenda pública. Aquí de lo que se trataría es de ir al meollo del asunto: penas de cárcel y expropiación de un patrimonio conseguido fraudulentamente o merced a la connivencia con el régimen. Si no, pensemos en lo que sucedió en Chile, por mucho que el juez Garzón decidiera llevar a los tribunales al sanguinario Augusto Pinochet (no más sanguinario que Franco, por cierto, pues leía el otro día que en España hay todavía más de 100.000 desaparecidos de la Guerra y el franquismo, cifra que supera, si no tengo mal entendido, a los desaparecidos chilenos). Allí los pinochetistas siguieron creyendo -y siguen creyendo- que la razón está de su parte, que el juez Garzón es un masón pagado por dinero bolchevique (o vaya usted a saber qué hilarante idea) y que su justicia no les afecta. Y, de hecho, no les afecta mucho pues ellos siguen detentando el poder económico y hasta político, por mucho "socialista" que esté en el gobierno. En España se podría decir que sucede lo mismo y que, tras las acciones de Garzón, poco se va a cambiar del "statu quo" actual. ¡Ojalá me equivoque! Perdonen por el pesimismo pero es que cuando alguien se ha criado viendo la impunidad con la que opera la derecha a nivel mundial es difícil de creer que de un día para otro se vaya a HACER JUSTICIA.

Hace unas semanas escribía sobre los primeros pasos de Garzón y mostraba mi escepticismo. En un comentario, Zorro Viejo me hizo un cuestionamiento que venía a decir que dejáramos de separar a las víctimas. Algo así como que todas las víctimas, de ambos bandos, republicano y franquista, se merecían un mismo trato. Bien, con todo mi cariño pero discrepo de esta idea. No sólo las víctimas de ambos bandos no cayeron de la misma manera sino que, además, no cayeron por las mismas ideas y he ahí el meollo del asunto, bajo mi punto de vista. No es lo mismo luchar por la emancipación de un pueblo, por la justicia social, por el reparto de la tierra, por acabar con la humillación secular y el sojuzgamiento histórico de los ricos contra los pobres; que luchar para perpetuar esa realidad inicua, por seguir detentando unos privilegios que llevan a la mayoría al hambre y la desesperación, por seguir manipulando las mentes de los seres humanos a través del opio del dogma religioso, etc., etc. Por tanto, puedo entender que hubiera personas del bando franquista movidas por sentimientos elevados de "salvar a España de las garras de la masonería, el comunismo", etc. (por supuesto, elevados para ellos, no para mí), no dudo que hubiera personas convencidas de la superioridad moral de sus actos y de su lucha más allá del interés económico que pudieran obtener con la victoria de los rebeldes franquistas. Pero he de decir que esas personas estaban equivocadas y la Historia lo ha demostrado aunque muchos por aquel entonces ya lo sabían y lucharon por evitar que los fascistas ganaran. De igual modo que muchos nazis creyeron fervorosamente en que la limpieza racial y la eugenesia llevarían hacia una sociedad mejor -para ellos, claro-, los alzados contra la República Española creyeron que estaban cumpliendo casi con un mandato divino (ya sabemos las veleidades místicas de la derecha española) para librar a España de la perdición atea, entre otros innumerables males. Pero, insisto, estaban equivocados y merecen pagar por ello. Éticamente es muy cuestionable defender ese tipo de ideas. ¿Por qué merecen una condena al respecto? Pues porque uno se puede equivocar en cosas menores, en cosas que no tengan repercusiones o no comprometan la dignidad de otros seres humanos. Sin embargo, cuando uno se "equivoca" a conciencia, es decir, cuando uno sabe que está matando a personas, torturándolas, regocijándose con su dolor, robándoles porque son "rojos", marginándolas de la sociedad, degradándolas como seres humanos y un largo etcétera que no cabría aquí de acciones cometidas por la rancia derecha española antes, durante la guerra y, lo más grave, tras la Guerra Civil, contra los que no estaban de acuerdo con su visión de la sociedad, entonces, digo, uno se vuelve un cínico al que no le importa cometer esos atropellos en aras de un fin como imponer un régimen político y social de cuestionable legitimidad moral, como el franquista. En ese momento uno se vuelve cómplice de la barbarie y no hay excusas que valgan. Ojo, no me estoy refieriendo a las personas que combatieron en el bando franquista durante la Guerra Civil porque en un contexto de guerra se entiende que mates a tu enemigo. Me estoy refieriendo a los que integraron grupos como Falange Española y de las JONS (brazo armado fascista) o a quienes, una vez finalizada la guerra, se dedicaron a la ardua tarea de "hacer limpieza", esto es, limpiar España de fuerzas malignas y seres indeseables como eran todos los rojos y todos los que ellos consideraban dignos de eliminar. Una eliminación que yo no sé si se puede catalogar de genocidio o no (no estoy hablando en términos jurídicos sino políticos y éticos, para un artículo en términos jurídicos se puede consultar aquí) pero que lo que sí sé es que fue una operación casi quirúrgica para extirpar de España el tumor que representaba para ellos la izquierda o el republicanismo (pues, no lo olvidemos, había republicanos de derecha que también sufrieron represión, cárcel, muerte o exilio). Se podría decir que fue una cirugía muy mal hecha porque para quitar un tumor casi mataron al paciente. Y de eso se trataba, de no dejar títere con cabeza en la izquierda española. Tarea difícil, sí, tratándose de un pueblo que estaba mayoritariamente con la República y, más allá de eso, teniendo en cuenta que los oprimidos siempre son superiores en número a los opresores (aquí cabe decir que hubo, cómo no, oprimidos que lucharon del lado de sus opresores porque en este mundo hay gente para todo, a algunos les gustan las cadenas, ya lo saben).

Por último, no quisiera pasar por alto un hecho que no debemos olvidar para ubicar el debate en sus justos términos. La Guerra Civil española no fue un acto de barbarie gratuito que debería avergonzar a los españoles. Fue, vamos a ser más precisos, el resultado de un golpe de Estado contra un régimen democrático que pretendía lograr una sociedad más justa, más próspera y más moderna. Me refiero, cómo no, al régimen de la II República, votado mayoritariamente en las urnas. El golpe, dado por un ejército sublevado que representaba a la oligarquía terrateniente y a los intereses de las élites apoyados también por la Iglesia Católica, hizo que el pueblo saliera a la calle en armas para defender la legalidad republicana y, además, profundizar en ella. Muchos de los campesinos y trabajadores españoles, radicalizados por años y años de injusticia y humillación para con ellos y sus familias, lucharon por hacer una revolución que cambiara las estructuras sociales (como se sabrá, la República no había logrado dar satisfacción a muchas de las expectativas que había despertado entre las masas) y de esa lucha entre reformistas y revolucionarios en el seno del bando republicano vino, también, parte de la derrota republicana. Por supuesto estoy haciendo un repaso a "grosso modo" porque el proceso fue mucho más complejo y no quiero aburrir a nadie con los pormenores del asunto. Tan sólo quiero recalcar unos aspectos importantes que muchas veces se pasan por alto, intencionadamente o no:

1. La oligarquía terrateniente unida a la Iglesia y a sectores reaccionarios del ejército detonaron la Guerra Civil a raíz del golpe de Estado de los generales Franco, Mola y demás. La respuesta de la República fue defenderse con los sectores del ejército leales a la legalidad republicana junto a las milicias conformadas por elementos del pueblo sin preparación militar hasta la fecha. A lo que hay que sumar la ayuda internacional prestada por las potencias del Eje (Alemania e Italia) al bando franquista, paralela a la "neutralidad" de las potencias como Francia e Inglaterra que se cruzaron de brazos ante las solicitudes de ayuda del Gobierno republicano.

2. Los episodios de violencia del bando republicano para con los representantes del fascismo español (Iglesia, terratenientes y personas involucradas en el golpe) fuera del contexto del campo de batalla no fueron en ningún momento alentados por las autoridades republicanas. Es más, fueron perseguidos por éstas.

3. Las víctimas fascistas fruto del "descontrol" en la zona republicana fueron cuantitava y cualitativamente menores. Es decir, no se produjo el enseñamiento que se observó en la zona franquista, al menos no en términos generales (a este efecto puede verse el libro Víctimas de la guerra civil coordinado por el historiador Santos Juliá quien no es, precisamente, un izquierdoso).

4. Por el contrario, los episodios de violencia en el bando franquista para con los republicanos formaban parte de una estrategia planificada de "limpieza" de rojos y prácticamente de "tierra quemada" en los pueblos a los que llegaban.

5. Una vez en el poder por la vía de las armas, no lo olvidemos, los fascistas españoles llevaron a cabo una estrategia de represión en distintos frentes:

  • Físico: vía el aniquilamiento con ejecuciones "legales" y la desaparición de todos aquellos que hubieran tenido algo que ver -ellos o sus familias- con la legalidad republicana, aunque sólo hubiera sido expresar algún tipo de simpatía al respecto. Para ello se contó con todo un entramado de leyes y de tribunales "ad hoc", simples farsas para su objetivo supremo último.
  • Ideológico: prohibiendo toda organización política, reprimiendo cualquier expresión de las ideas no "afectas" al nuevo glorioso régimen y obligando a muchas personas, entre otros nimios detalles, a bautizar a sus hijos o a casarse, por ejemplo, por la Iglesia puesto que sus matrimonios civiles ya no servían.
  • Económico: expropiando tierras y propiedades de personas republicanas sin ningún tipo de compensación y, lo que es más grave, para uso y disfrute de los franquistas y sus seguidores, no para repartirlas entre los pobres. Marginando completamente a los perdedores de las áreas económicas, sustrayendo a los republicanos sus medios de vida e impidiendo hasta la subsistencia física de los pocos rojos que dejaron vivos a los que marginaron socialmente. Permitiendo que determinadas familias hicieran grandes fortunas a través de la rapiña y la impunidad con que se dio ésta.
  • Laboral: realizando purgas en la administración, obligando a que el 80% de los puestos de trabajo en el sector privado fueron ocupados por combatientes del bando franquista o personas afectas al nuevo régimen, prohibiendo a los maestros republicanos ejercer como profesores en las nuevas escuelas franquistas dedicadas al adoctrinamiento nacional y a diseminar su versión de la gloriosa victoria contra las fuerzas del mal y demás propaganda fascista.
En definitiva, parece mentira que hayan pasado más de 30 años desde la muerte del dictador y que en España todavía siga siendo tabú denunciar abiertamente la colaboración y participación activa de muchas personas (incluídos altos cargos todavía vivos) en los crímenes de la dictadura así como en el sometimiento a gran parte del pueblo español que no pensaba como ellos. Esta impunidad, avalada por las leyes de amnistía de una mal llamada transición a la democracia (de la cual ya me encargaré otro día), dejaron el campo sembrado para la desmemoria de las jóvenes generaciones españolas. Desmemoria de unos, miedo de otros y muchas trabas desde el poder es lo que el juez Garzón y las organizaciones por la Memoria Histórica van a tener que enfrentar en su camino hacia el resarcimiento de las víctimas de semejante barbarie como fue, no lo olvidemos, el golpe de Estado fascista y su legado de 40 años de dictadura represora y aniquiladora de todo lo bueno que había en España.


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