sábado, 19 de enero de 2008

Reflexiones sobre el "Índice de Libertad Económica"



Hoy vamos a hablar del "Índice de Libertad Económica" (ILE para los amigos), la única libertad que interesa a la derecha, no nos engañemos.

Resulta que hay una organización estadounidense llamada The Heritage Foundation, por supuesto "neutral" y "sin ánimo de lucro" (permítanme que me ría un poco), que se encarga de elaborar de la manera más desinteresada, el mencionado ILE y, por consiguiente, de valorar cuáles son los países del mundo que más respetan tan sacrosanta libertad. Ello no lo hace sola sino que cuenta con la inestimable ayuda del también "neutral" y desinteresado "The Wall Street Journal".

El ILE se basa, en parte, en entrevistas que realizan a numerosos empresarios para puntuar las diez variables que lo conforman, las cuales no voy a enumerar porque me entra un aburrimiento supremo sólo de leerlas... Como comprenderá cualquiera que tenga dos dedos de frente, que sean los empresarios quienes evalúen el ILE es algo así como dejar que los lobos evalúen qué tan buenas son las ovejas en función de si se dejan comer o no.

Como no podía ser menos viniendo de tan insignes señores y señoras, Cuba y Venezuela se encuentran a la cola de la "libertad económica" no sólo en América Latina sino a escala global. Cuba tiene el honor de estar en el puesto número 156 de un total de 157 países, sólo por delante de Corea del Norte. Mientras que Venezuela está en el puesto 148 del mundo y constituye el penúltimo país en la región americana, como se puede ver en el gráfico adjunto. Esto, para los que no nos tragamos el rollo de los beneficios del libre mercado y de la preeminencia del interés individual sobre el bien colectivo, es un orgullo. Pero ¿qué sucede cuando
se venden como verdades absolutas y datos científicos, evaluaciones que se basan, en muchos casos, en las opiniones particulares de unos señores y señoras interesados en sacar tajada al pastel de los beneficios económicos? Pues, lo que todos sabemos, que nuevamente se utilizan datos sesgados para profundizar en la campaña de desprestigio de los gobiernos que intentan romper con el modo capitalista de desarrollo.

Lo peor no es que los empresarios hagan sus evaluaciones y sus índices y opinen lo que les venga en santa gana. Me parece lógico que se espanten ante gobiernos que ponen un límite a su ansia voraz de enriquecimiento y los evalúen negativamente. Es el comportamiento lógico que se espera de un empresario que mira por sus intereses bajo el sistema capitalista. Hasta aquí, todo normal. Pero lo grave del asunto radica en que nos intenten vender la moto a nosotros, que no somos grandes empresarios y tampoco tenemos acciones en sus empresas, haciéndonos creer que estar en una posición baja en el ILE implica que en ese país no hay libertades. De tal afirmación hay un paso a catalogar a esos países con la consabida retahíla de que son regímenes autoritarios, populistas, dictatoriales, etc., etc. Apelativos todos que se utilizan de manera peyorativa e inapropiada y que, gracias a los medios de des-información, hasta un trabajador honrado puede repetir creyendo que son ciertos, aunque no tenga ni piiiip idea de lo que pasa en esos países. Por medio de ILEs y estrategias del género se consigue, de manera sutil, que muchas personas piensen que un ataque a la libertad económica es un ataque a la LIBERTAD. Y que se llegue a situaciones kafkianas en las que, gente sin conciencia que se llama socialista, totalmente desclasada, se ponga a defender los intereses de las grandes empresas españolas frente a las decisiones legítimas de los gobiernos latinoamericanos donde tales empresas operan -cabe decir que generalmente con amplio margen de maniobra para cometer atropellos, abusos y extracción ilegítima de la riqueza nacional-. Por supuesto, estoy pensando en la reacción del gobierno de Zapatero, y de muchos españoles, ante la nacionalización del gas en Bolivia por el gobierno de Evo Morales.

Por último, y para no aburrir más al personal, finalizo recomendando ver el ranking completo para poder comprobar el sesgo y el doble rasero existente en este tipo de "estudios" que no son más que propaganda pro capitalista de la pseudo-academia económica.






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