domingo, 27 de enero de 2008

Los tentáculos del grupo PRISA llegan hasta México

Como algunos sabrán, en estas últimas semanas se ha producido en México el despido de la periodista Carmen Aristegui. Una periodista que tenía fama de crítica e insobornable y que se había destacado por sacar a la luz numerosos casos que ponen en aprietos al sistema político, económico y judicial mexicano, mientras que otros de sus compañeros corrían un tupido velo sobre asuntos tan espinosos.

Nuestro querido "Grupo Prisa", que lleva la careta de progre en España pero que en América Latina se suelta la melena sin cortapisas, ha tenido bastante que ver en el cese de la periodista. Para muestra, un botón, ahí va un artículo de la revista mexicana Proceso que explica detalladamente los tejemanejes que hay detrás de una rescisión de contrato que se ha intentado presentar como un hecho administrativo cuando es un grave atropello político contra la prensa crítica.


PRISA: NEGOCIOS AL AMPARO DEL PODER

El golpe contra Carmen Aristegui por parte de Televisa y el grupo español PRISA puso en la mira de la opinión pública a este último consorcio, fundado por Jesús de Polanco a mediados de los setenta junto con su empresa emblemática, el diario El País. Enquistado en México en áreas de alta rentabilidad económica, entre éstas la editorial y la de medios de comunicación, su estilo de hacer negocios –tanto en España como aquí– consiste en aliarse con el poder político para sacar provecho económico de ello.

Carlos Acosta Córdova

MEXICO, D.F., 12 de enero (proceso).- Cualquiera que haya sido la razón real del despido de Carmen Aristegui de W Radio, el hecho se inscribe en la estrategia política y comercial que el Grupo PRISA (Promotora de Informaciones, S.A.) ha empleado a lo largo de su existencia para hacer crecer sus negocios en España y en América Latina: servir al poder y servirse de él.

Para los analistas españoles, la aparición de El País –en mayo de 1976, apenas cinco meses después de la muerte del dictador Francisco Franco– marca el inicio del grupo y de su fundador, Jesús de Polanco, fallecido en julio de 2007, en su vocación por la cercanía interesada al poder político. Para aquellos es un hecho que PRISA y Polanco fueron el principal soporte publicitario y mediático del gobierno de Felipe González, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el primero electo democráticamente luego del período de transición que siguió a la muerte de Franco.

Pero desde mucho antes, Polanco había dado muestras de un estilo que perduraría durante su gestión al frente del grupo y que aun ahora, después de su muerte, sigue no sólo en España sino en México y en otros países de América Latina: integrar a su nómina a personas que ocuparon puestos públicos, con el propósito de allegarse información privilegiada, útil para apuntalar sus negocios.

En un texto en ocasión del deceso de Polanco, el diario El Mundo reprodujo palabras del periodista José Luis Martín Prieto, miembro de la primera redacción de El País, diario del que salió en los años ochenta: Polanco ha sido “un profesional del ventajismo, muy mal acostumbrado a tener ministros en su nómina”. Y relata cómo empezó su fortuna, que, luego de iniciarse vendiendo enciclopedias de casa en casa, trabajar en pequeñas editoriales para ayudar al ingreso familiar, tuvo la habilidad para conocer anticipadamente decisiones trascendentes en materia educativa del gobierno español.

Resulta que Polanco trabajaba para la Editorial Escelier, muy modesta y en un principio especializada en textos jurídicos, cuando personeros del gobierno le filtraron que el ministro de Educación, entonces José Luis Villar, emprendería todo un programa de modernización de la enseñanza española, incluida una nueva Ley General de Educación, aprobada en julio de 1970.

Cuenta El Mundo: “Aquí empezó la fortuna de Polanco. Su pequeña editorial había obtenido antes que nadie detalles esenciales del nuevo, radicalmente nuevo, plan de estudios, y fue la única capaz de tener miles de libros de texto listos para el inicio de los cursos del período lectivo 1970-71”. Algunos periodistas atribuyeron al subsecretario de educación, Ricardo Díez Hochleitner, aquella filtración. Éste los desmintió y, aún más, los demandó. Ganó el juicio, pero en 1981 ya aparecía en el grupo de Jesús de Polanco como vicepresidente de editorial Santillana, en cuya fundación participó Polanco en 1958. Esta empresa inició como una compañía tan modesta que sólo tenía un empleado, según el diario español.

En su nota, publicada el 23 de julio de 2007, agrega El Mundo: “La contratación de personas que habían mantenido estrechas relaciones con su grupo mientras fueron altos cargos de la Administración fue una constante a lo largo de la vida empresarial de Polanco. Miguel Gil, secretario general de la Oficina del Portavoz del Gobierno de Felipe González, fue nombrado director de Desarrollo y Estrategia del Grupo PRISA tres meses después de la derrota electoral de (Felipe) González en 1996. Con Gil en el cargo, el gobierno socialista había favorecido a Polanco bendiciendo la alianza de su Canal Plus con Telefónica para crear un monopolio de la televisión por cable, y aprobando la concentración de su Cadena Ser con Antena 3 de Radio.

“Poco después de aquella derrota socialista se incorporaba igualmente al grupo Enrique Balmaseda, exdirector general del Instituto de Cinematografía, quien había mantenido excelentes relaciones con Sogetel, empresa de Polanco dedicada a la producción cinematográfica. Antes, a lo largo de la etapa González, Polanco había incorporado a directivos como Miguel Satrústegui, exsubsecretario de Cultura, mientras que Juan Arenas pasó de la presidencia de la empresa pública Focoex, de fomento de la exportación, a Eductrade, compañía de Polanco dedicada a la exportación de material escolar. Las actividades de Eductrade y Focoex han dado lugar a polémicas y a investigaciones públicas en países como Chile y Uruguay”.

Ese estilo --hacer negocios al amparo del poder-- le permitió a Polanco no sólo ocupar el lugar 287 en la lista de Forbes de 2007 de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna superior a los 2 mil 200 millones de euros, sino constituir el Grupo PRISA como el conglomerado de medios de comunicación más poderoso, influyente y rico de España, y con una sólida presencia en América Latina.

El consorcio se halla en 22 países de Europa y América Latina, factura anualmente alrededor de 1 mil 500 millones de euros, sus ganancias netas se acercaron en 2006 a los 230 millones de euros (50% más que el año anterior) y tiene cerca de 10 mil empleados.

En materia de prensa escrita, PRISA es la empresa líder en diarios, con El País como periódico emblemático, que tira cerca de medio millón de ejemplares al día y cerca de 900 mil los fines de semana. También son de ese grupo el diario especializado en negocios Cinco Días, el deportivo AS, y las revistas Cinemanía, Claves, Rolling Stone, Gentleman y La revista 40. Fuera de España, PRISA es propietaria del 15.5% del francés Le Monde, y en Portugal es fuerte accionista del grupo Media Capital, que edita una decena de revistas y un diario gratuito.

En cuanto a radio, no sólo posee la emisora Cadena SER, líder en España –con 6 millones de oyentes diarios y seis emisoras musicales, las cuales le aportan otros 4 millones de radioescuchas al día–, sino que tiene invadida a casi toda América Latina. A través de su Grupo Latino de Radio es accionista, en algunos casos mayoritarios, de emisoras líderes en sus países: Radio Caracol (Colombia, al 100%), W Radio (Radiópolis, México, al 50% con Televisa); Radio Continental y Radio Estéreo (Argentina), y lo mismo en Chile, Venezuela, Costa Rica y Panamá. Pero también tiene participación accionaria en empresas radiofónicas de Estados Unidos, Francia y Portugal.

En televisión, igual. Tiene la red televisiva más importante de España, lo mismo en el sistema abierto que en el de paga. Localia, Cuatro y Sogecable son los bastiones televisivos del grupo. En Portugal es copropietario de Media Capital, que concentra al 30% de los televidentes.

Pero en el ámbito editorial es donde ejerce un dominio absoluto. A través de Santillana encabeza la producción de libros en España y en América Latina, sobre todo en el sector de libros de texto. Sus sellos están en toda la región, y más fuertemente en México.

En materia de promoción y producción de eventos musicales también se hace presente el emporio español con la empresa Planet Events. No es la principal en el mundo, pero sí en España y está entre las 50 más importantes de su tipo, según revistas especializadas. Dice su publicidad: “Planet Events promueve y produce acontecimientos y giras de primer nivel, liderando el mercado de actuaciones tras el éxito obtenido con las giras de artistas latinos. Fijación Oral, la gira de Shakira en 2006, que inició su recorrido europeo en España, fue vista por más de 250 mil personas. También destacaron las llevadas a cabo con artistas como Ricky Martin, Alejandro Fernández y Julieta Venegas”.

El internet también es campo de acción de PRISA. Prisacom, creada en el 2000, es la encargada de la elaboración, desarrollo y explotación de los contenidos del grupo en soporte digital y a través de todo tipo de dispositivos: computadoras, teléfonos celulares, PDA, televisión y discos compactos, entre otros. Todos los productos del consorcio tienen su versión en línea: elpais.es, as.com, los40.com, cincodias.com, cadenaser.com. Además, con Santillana en Red, presenta plataformas educativas en red para maestros, estudiantes, padres de familia, administradores de instituciones educativas y organismos públicos relacionados con la educación.

La alianza con Televisa

El despido de Carmen Aristegui de W Radio hizo volver los ojos del público mexicano al Grupo PRISA, que está metido de lleno en los hogares mexicanos a través de la radio. Es copropietaria con Televisa –al 50% cada una– del sistema Radiópolis, que tiene más de 70 estaciones, cubre el 90% del territorio nacional, y con cinco programas abarca casi toda la gama de necesidades radiofónicas de buena parte de la población: Los noticieros de W Radio –ahora de capa caída por la salida de sus locutores estrellas Aristegui y Carlos Loret de Mola--; los 40 Principales, de formato juvenil, con música pop en español e inglés; Bésame Radio, para los aficionados a la música romántica; la Ke Buena, el programa decano en el formato de música popular (tropical, bandas gruperas, corridos), que es ya un símbolo del género, y Estadio W, de información deportiva.

Pero la alianza entre dicho grupo y Televisa realmente es joven. Data de octubre de 2001 –Vicente Fox apadrinó la firma del acuerdo entre Jesús de Polanco y Emilio Azcárraga Jean– y, al parecer, no les ha resultado buen negocio, pues de acuerdo con los informes financieros de Televisa, que reporta a la bolsa de valores, los ingresos netos de la sección Radio del emporio no abandonan el rango de 1% a 1.1% de los ingresos netos totales de Televisa. Eso, con todo y que los noticieros de Aristegui y Loret estaban entre los de mayor audiencia.

Pero antes de llegar a la radio mexicana, PRISA había incursionado casi diez años antes en México a través de la editorial Santillana, cuya presencia ahora en el mercado mexicano de los libros es más que contundente. Es propietaria de los sellos Alfaguara, Aguilar, Taurus, Richmond, Crisol y Altea. Es tal la fuerza de esta empresa que –según cifras propias– en 2005 vendió más libros en México que en la propia España. De 76 millones de ejemplares que produjo ese año, colocó casi 23 millones en México, contra 12.6 millones en España y 17 millones en Brasil.

Por supuesto, lo anterior no significa que en México haya más lectores que en esos países, sino que Santillana es el principal proveedor de libros de texto para la educación pública. Por ejemplo, en los ciclos escolares 1997-1998 a 2006-2007, de los 207.4 millones de libros para secundaria que se les compró al total de las editoriales que operan en el país, casi el 26% le fue adquirido a las empresas de Santillana. En el ciclo escolar anterior, de 40 libros para secundaria autorizados por la SEP, 11 fueron de Santillana. De hecho, esta editorial es la principal proveedora de programas gubernamentales, como el de Bibliotecas de Aula y Hacia un País de Lectores.

El hecho, por supuesto, no tiene nada contentos a los libreros mexicanos. Por ejemplo, en julio pasado, cuando la editorial mexicana Siglo XXI cumplía 42 años, su director general, Jaime Labastida, se quejaba de que el gobierno en nada apoyaba a las editoriales mexicanas. “Veo que mientras a otras editoriales, particularmente Santillana –no tengo nada en contra–, se le compra el 40% del presupuesto de la Secretaría de Educación Pública, a nosotros nos compra uno o dos títulos en el año”.

PRISA tiene como representante en México a un hombre que sus amigos definen como “interesante”, “ilustrado”, “buen conversador” y hasta “encantador”; y sus críticos dicen “sí, encantador… pero de serpientes”, con habilidades notorias para colarse y andar como Juan por su casa en los laberintos del gobierno. Es Antonio Navalón, asiduo visitante de Los Pinos y del Palacio del Antiguo Ayuntamiento, sede del gobierno capitalino. Igual en los gobiernos estatales. No se diga en las secretarías de Estado.

Navalón fue un dolor de cabeza para el secretario de Educación Pública de Vicente Fox, Reyes Tamez Guerra, a quien convencía de las bondades de Santillana para producirle libros de texto, con el consecuente disgusto de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, que siempre manifestó su enojo por el favoritismo hacia Santillana, que no ofrecía –decía– ni mejor precio ni mayor calidad que la Conaliteg.

Todo mundo le reconoce a Navalón habilidades para hacer negocios y piratearse a hombres y figuras públicas que le puedan reportar algún provecho a sí mismo y a PRISA. Él fue quien incorporó al grupo –originalmente en Santillana, sin cargo definido– a Juan Ignacio Zavala, hermano de la esposa del presidente Calderón. Sirvió de enlace para que los principales directivos del grupo se entrevistaran con Andrés Manuel López Obrador, Roberto Madrazo y Felipe Calderón cuando eran candidatos presidenciales.

Él mismo cabildea con “autores” para que en los sellos de Santillana se publiquen libros que, a su juicio, serán éxitos de venta. Así pasó, por ejemplo, con El hijo desobediente, de Felipe Calderón; Sin querer queriendo, de Chespirito; Pemex en la encrucijada, del exdirector de la paraestatal y ahora indiciado Raúl Muñoz Leos, y Asesinato de un cardenal, de Jorge Carpizo.

En Santillana, además de que su director general, Juan Arzoz, es el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Canierm), PRISA y Navalón tienen a Mauricio Gómez Morín, a quien “jalaron” del Fondo de Cultura Económica –generoso sueldo mediante–, y quien es hermano de Lorenzo Gómez Morín, el subsecretario de Educación Básica con Reyes Tamez.

Navalón pactó con Gómez Morín la polémica y multimillonaria producción y venta de la edición especial de El Quijote hace tres años. En su momento, se acusó a Lorenzo Gómez Morín de haber autorizado la compra de 1 millón 50 mil libros de El Quijote a la editorial Santillana, a un precio unitario de 54 pesos, pese a que la Conaliteg replicaba que el costo real era de 39 pesos, por lo que el gobierno de Vicente Fox pagó casi 16 millones de pesos más por esos libros.

Lorenzo, artífice de la también polémica reforma a la educación secundaria, dejó la subsecretaría en octubre de 2006 para integrarse como director ejecutivo a la fundación Mexicanos Primero, que encabezan Fernando Landeros (Teletón), Claudio X. González junior (Fundación Televisa). Mexicanos Primero, “creada por empresarios que buscan incidir en las políticas educativas del país”, es financiada con donaciones de grandes empresas.

PRISA entre ellas, por supuesto.

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