miércoles, 11 de febrero de 2009

De corrupciones varias

Anda el patio un tanto revuelto con los casos de corrupción destapados por el juez Garzón y que están salpicando a la misma cúpula del PP, bastante tocada ya con toda la trama oscura del espionaje en la Comunidad de Madrid. Ante la retahíla de detenciones de los presuntos -ejem- estafadores al erario público, a este insigne partido no se le ocurre otra cosa que hacer el paripé, aparecer en "amor y compañía", todos juntitos con cara compungida, para decir "No es una trama del PP, es una trama contra el PP". Impresionante... Siendo generosos podríamos decir que está bien que uno mienta, siendo muy pero que muy generosos podríamos admitir que alguien se puediera equivocar al adjudicar contratos a empresas de sus parientes. Sin embargo, una vez descubierto el malechor y su jugada, lo mínimo que se puede hacer es reconocer el "pecado". Más vale ponerse una vez verde que veinte colorao...


Por eso, lo del PP se llama cinismo absoluto pero se entiende viendo la lógica de comportamiento de este partido desde su creación de las fauces del franquismo para presentarse, años después, como adalides de la democracia y defensores a ultranza de la Constitución Española (ésa que muchos de ellos rechazaban en su momento por ser demasiado condescendiente con las fuerzas de la izquierda -¡JA!-). Eso por no mencionar el momento cumbre del cinismo del PP. Me refiero a su lastimosa actuación tras los atentados del 11-M en Madrid, actuación estelar encabezada por ese ser deleznable llamado José María Aznar cuya sombra de odio y fanatismo ultraderechista se proyecta sobre España cada dos por tres. Sin embargo, entonces tuvieron tan poca credibilidad que la gente salió a las calles a protestar en masa exigiendo la verdad y, al día siguiente, fue a votar en masa para sacarlos del gobierno. Todo un ejemplo de que cuando la gente se moviliza, la derecha tiene poco hueso que roer.

Pero mientras no hay movilización social, parece que nada sucede y, por eso, los franquistas del PP deben de pensar que su fallida estrategia de antaño puede funcionar ahora. Supongo que piensan que cuanto más escabullan el bulto, más van a marear a la gente. Como si la gente fuera idiota... En el fondo la derecha lo que acaba demostrando siempre es su gran desprecio por el ser humano, sobre todo por aquellos que no son de su clase social a los que consideran, además, idiotas que se van a tragar sus patrañas de señoritos trasnochados. Obvian que la conciencia de clase es independiente del nivel de estudios que la persona haya podido alcanzar en esta sociedad capitalista de supuesta democracia donde -teóricamente por cierto- todo el mundo tiene las mismas oportunidades. Aunque no vamos a hacer aquí loas a la formación académica como antídoto de la ignorancia pues se puede tener 3 carreras y 2 másters y ser, a la vez, un tonto de los cojones que se trague el rollo de la derecha española (como todos estos delfines del PP sacados de un patrón troquelado tipo Ken de la Barbie).

Lo más grave del asunto es el PROBLEMA ÉTICO que subyace tras estos escándalos. Ahora del PP, antes del PSOE y, en definitiva, mucho más extendidos por el mundo político de lo que tal vez creamos aunque no soy de la opinión de que todo político es corrupto "per se". Esta falta de ética, este confundir el dinero público al alcance de la mano con el dinero propio, no sólo se produce en España sino por doquier (ya ni entro a analizar el caso latinoamericano porque, con sus excepciones, en América Latina los grados de corrupción, nepotismo y rapiña de los bienes públicos son el pan nuestro de cada día y explican parte del rezago histórico del continente, la otra parte es la herencia española, causante también de los altos grados de corrupción todavía en el siglo XXI). Es aberrante pensar en cómo esta gente utiliza los puestos de "responsabilidad pública" para acrecentar su patrimonio privado y el de sus familiares, amigotes y demás sujetos dispuestos a untarlos bien para obtener un ventajoso contrato público gracias a sus influencias.

Ello por no entrar en el tema de lo que se ha convertido en el "negocio del siglo": ser ex-diputado o ex-presidente. Sobre todo en este último caso, los beneficios son inmensos. Si no que se lo digan al ya-inclasificable Aznar, cuya fortuna se ha multiplicado por muuuuchos ceros desde que tocó las mieles del poder y entró para quedarse entre la élite mundial del pensamiento neocon (¡Qué ironía que un ser tan anodino, gris e ignorante sea vendido como conferenciante o pensador! ¡Qué mal está el mundo, las Universidades y, sobre todo, los medios de comunicación que repiten noticias como loros sin cuestionar lo que transmiten!). Alegrémonos, no obstante, hermanos, porque hoy Aznar ha sido despedido de uno de los muchos chiringuitos que le proporcionaba pingües beneficios a final de mes. Lástima que todavía seguirá cobrando cantidades inimaginables por no hacer nada mientras gran parte de la población mundial apenas puede subsistir trabajando en condiciones de semi-esclavitud durante toda su vida... ¿Nos damos cuenta de lo podrido que está el sistema en el que vivimos? ¿Cómo pueden darse estas cosas sin que millones de personas en el mundo salgan a la calle a protestar? Ah, sí, perdón, lo olvidaba. Porque probablemente muchas de esas personas sigan creyendo, como dice la revista del corazón pro-monárquica por antonomasia, el "Hola", que podemos estar tranquilos porque la Familia Real Española paga sus impuestos como todo el mundo. ¿Ven si vivimos en democracia que hasta los reyes pagan impuestos? (Pequeño detalle: se les olvidó mencionar que los impuestos los pagan sobre beneficios que no obtienen con el sudor de su frente sino por dádivas del Estado que los mantiene. Es decir, que el Estado les da dinero y con ese dinero, la familia real paga "sus" impuestos). Como bien dijo Marx, lo peor no es la esclavitud sino la moral de esclavo que genera.

En definitiva, asistimos en primera fila a una de las muestras de la descomposición ética y social que conlleva el capitalismo. Un sistema donde lo único que impera es el dinero y lograr el máximo beneficio económico a corto plazo, con un ansia que parece decir que el mundo se acaba... Desde luego que a este ritmo pronto se van a acabar los recursos del planeta y el planeta mismo -por mucho que haya negacionistas como Aznar o el primo de Rajoy que aboguen por lo contrario-. ¿Será que nos lo tenemos merecido por no hacer nada para cambiar el curso de las cosas?

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