Que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) hace mucho tiempo dejó de tomar en cuenta su origen socialista y obrero es un hecho. Igual que es un hecho que todavía gran parte de su electorado está conformado por trabajadores honrados, socialistas y obreros -ellos sí-, que siguen votando a sus dirigentes pseudo-socialistas por un tema de apego emocional a unas siglas. Este apego, que muchas veces tiene un origen familiar que se remonta a los tiempos de la II República y la Guerra Civil, está haciendo mucho daño a la verdadera izquierda en España la cual disminuye en votos porque no es capaz de convencer a ese electorado que no ve mayores diferencias en los discursos socialdemócratas de un Llamazares y un Zapatero. Así, entre votar a un partido socialdemócrata minoritario como Izquierda Unida (IU) y votar a otro mayoritario como el PSOE la gente se decanta por el voto útil. Claro, todo esto también se ve influido por el bipartidismo que se promociona desde los medios de "comunicación" y se propicia, asimismo, por la falta de claridad y conciencia política de muchas personas que han olvidado sus orígenes familiares y que, hoy en día, creen que por vivir mejor que sus antepasados ya no son trabajadores sino "clase media". ¡Cuánto iluso!
La cuestión es que uno no puede por menos que sentir vergüenza cuando a raíz de las polémicas declaraciones de la reina Sofía el PSOE en el Gobierno sale a la palestra para defender el papel de la reina y, por tanto, el de la monarquía!!!!! ¡¡Va a resultar que sí se volvieron más papistas que el Papa!! ¿Cómo un partido de origen laico, republicano, socialista, marxista incluso, puede en menos de 100 años pasar de la lucha por la República a la defensa a ultranza de una institución caduca como la monarquía? ¿Hasta cuándo va a seguir la gente "ciega" dando su apoyo a estos farsantes del socialismo?
No me sirve saber que muchos dirigentes del PSOE se declaran republicanos en la intimidad pero públicamente defienden a la Corona. Esta esquizofrenia sólo impone un teatrillo social que descoloca al público en general. Hace que la política se torne en el reino del "todo vale" con tal de estar en el poder, la doble moral, el "aguantar la compostura" y cosas similares que tienen mucho más que ver con la diplomacia (la hipocresía suprema elevada al grado de política) que con la acción política (esto es, la lucha de clases). Aquí de lo que se trata es de dejar a las claras quién está por la III República y quién no. Quién vive muy cómodo/a bajo este sistema de "democracia monárquica" (¡vaya dos términos antagónicos!) y quién está dispuesto a luchar por una España que se haya librado de todas las herencias del franquismo que se impusieron, por la traición de los partidos políticos, en la "modélica" transición española.
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